Inspiración y decisión

En 2008, visité una exposición del escultor uruguayo Pablo Atchugarry en el Museo de Artes Visuales de Montevideo. Al ver un documental sobre Atchugarry trabajando en Carrara, me dije a mí mismo: "Yo quiero estar ahí y hacer una escultura en mármol".
 
El proyecto

Cuatro años después, en Berlín, fui invitado a participar en un proyecto de arte internacional en Asis, Italia, en septiembre de 2012. Quería trabajar con Mármol de Carrara, pero no tenía contactos ni conocimientos sobre cómo obtenerlo.
 
El contacto crucial

Una amiga me puso en contacto con Silvana, la esposa de Atchugarry. Después de un mes sin respuesta, el día de mi cumpleaños, recibí un email de Silvana diciendo que Pablo había hablado con una empresa en Carrara y que me proporcionarían el mármol.
 
La odisea a carrara

Sin licencia de conducir, tuve que viajar en tren desde Asis a Carrara, una distancia de 300 km. Sin encontrar una maleta con ruedas, llevé el mármol de 33 kg en una mochila grande de camping, junto con las herramientas compradas allí mismo.
 
El regreso a Asis

El tren de regreso se retrasó, haciendo que perdiera la conexión en Florencia. Llegué a Asis cerca de la medianoche y, al no encontrar transporte ni a mis compañeros, tuve que caminar los 5 km restantes, subiendo la montaña con la pesada carga.
 
La determinación

A pesar del cansancio y el peso, seguí adelante motivado por la calma de la noche y la emoción de cumplir mi sueño. Finalmente, después de una caminata extenuante, llegué a mi destino donde mis compañeros me esperaban.
 
Reflexión

Al día siguiente, no sentí ningún dolor, solo una sensación de renovación. Este mármol, que muchos habrían abandonado, se había convertido en parte de mí, un vínculo más allá de lo material. Conseguirlo después de tanto sacrificio lo conectó profundamente a mi corazón.